El estilo de vida de la sociedad actual ha desencadenado una serie de problemas psicológicos que derivan de los altos niveles de estrés sostenidos. Debemos ser productivos, a la vez que mantener una vida social activa, mientras nos ocupamos de marcar todas las demás casillas: casa, trabajo, viajes, familia, coche…
La presión social y el ritmo de vida que llevamos marcado por la inmediatez y FOMO hacen que cada vez sean más las personas que sucumben a los efectos secundarios del estrés crónico: ansiedad, insomnio, ataques de pánico y una lista interminable de patologías psicológicas que no dejan de ser señales de alarma de algo no anda bien.
¿Qué son las benzodiacepinas?
Las benzodiacepinas son un grupo de medicamentos que producen efectos psicotrópicos descritos como hipnóticos, sedantes, ansiolíticos, relajantes, anticonvulsivos y amnésicos. Realizan su acción porque son depresores del sistema nervioso central y se usan generalmente para el tratamiento de trastornos de ansiedad e insomnio.
No hay que confundirlas con los medicamentos opioides que sirven para el tratamiento del dolor, en especial, porque antes de combinar ambas drogas, se debe consultar con un médico, ya que el consumo simultáneo de estas dos sustancias podría provocar somnolencia, fallo respiratorio, estado de coma o la muerte.
Algunos de los medicamentos más comunes pertenecientes al grupo de las benzodiacepinas son Diazepam, Alprazolam, Lorazepam, Clonazepam, Bromazepam, Lormetazepam y Estazolam.
Efectos secundarios del consumo de benzodiacepinas
Es importante diferenciar entre los efectos más inmediatos derivados del consumo de este medicamento, y los que ocurren a largo plazo. En este sentido, los efectos adversos a corto plazo son:
- Debilidad muscular
- Larga duración en los tejidos: este medicamento puede tardar en desaparecer del organismo hasta 100 horas
- Sedación
- Falta de coordinación motora
- Riesgo de caídas
- Dolor de cabeza
- Diarrea o náuseas
- Problemas de memoria
A largo plazo, es decir, después de un consumo prolongado de este tipo de sustancias, los efectos secundarios pueden ser:
- Deterioro de las funciones cognitivas: capacidad de atención y capacidad visual-espacial.
- Empeora la calidad del sueño: paradójicamente, aunque este tipo de medicamentos son recetados en ocasiones para tratar episodios de insomnio pasajeros, a la larga, un consumo prolongado empeora y provoca trastornos del sueño.
- Riesgo de demencia inducida en personas mayores.
- Efecto boomerang: las benzodiacepinas, a la larga se convierten en una arma de doble filo pues provocan dependencia y esto hace que permanezca la patología por la cual se inició el tratamiento, como son los trastornos de ansiedad, por ejemplo.
- Agresividad e irritabilidad: el consumo prolongado de benzodiacepinas puede provocar conductas agresivas e incluso violentas en el paciente.
- Trastornos severos en el sistema inmunitario.
La mayoría de los efectos adversos de las benzodiacepinas, y la capacidad de reversión de los mismos dependen en gran medida de la potencia del fármaco administrado, la duración del tratamiento y de la dosis, así como de las características personales físicas y mentales del paciente.
¿Los tranquilizantes crean adicción?
En los últimos años, los expertos han hecho saltar las alarmas sobre el uso indiscriminado que se está haciendo de este tipo de tranquilizantes bajo prescripción médica y de sus efectos adversos.
Entre los que hemos mencionado más arriba, el que más preocupa es la dependencia que este tipo de sustancias provoca en el paciente, un factor que parece no haberse tenido en cuenta pues las cifras muestran que podría haberse estado recetando demasiado a la ligera: en España, en 2020 se consumieron casi 110 dosis diarias por cada 1.000 habitantes.
Y es que, en realidad, la diferencia la hace la dosis y la duración del tratamiento. Pongamos un efecto práctico para entender esto mejor: un paciente acude a la consulta de su médico porque, después de uno o varios acontecimientos traumáticos en esos momentos de su vida (la muerte de un ser querido, divorcio, despido del trabajo…), no consigue conciliar el sueño. Esto, está provocando que no pueda concentrarse y rendir bien en el día a día, con lo que aún está empeorando más su situación y la falta de sueño le impide remontar emocionalmente.
Pongamos que el doctor le receta un tratamiento de corta duración con benzodiacepinas, tras el cual, el paciente logra dormir, recuperando así un cierto equilibrio en su organismo y siendo capaz de lidiar mejor con los estresores que le llevaron a padecer insomnio en primer lugar.
En este caso, las benzodiacepinas habrían cumplido su función y el beneficio para la salud del paciente (recuperar el sueño, poder descansar, y recuperar el equilibrio mental), compensaría los posibles efectos secundarios a corto plazo.
Sin embargo, si ese mismo paciente continúa consumiendo benzodiacepinas como parte de un tratamiento prolongado, puede que los tranquilizantes terminen por crear un serio problema de dependencia al y empeorando su salud debido a los efectos secundarios a largo plazo anteriormente mencionados. En ese caso, las benzodicepinas no solo no ayudarían a tratar el problema sino que añadirían uno peor.
Incremento del consumo de tranquilizantes en los últimos años
Los medios de comunicación se hicieron eco de un informe elaborado en 2020 por la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes en la que situaba España como el primer país con el mayor índice de consumo de benzodiacepinas a nivel mundial. El estudio, que se realizó con datos aportados por 85 países asegura que el consumo de los españoles se sitúa por encima de las 100 dosis diarias por cada 1000 habitantes, le siguen Serbia, Uruguay, Israel, Estados Unidos y Hungría. Los medicamentos de este tipo más consumidos son:
- Alprazolam
- Lorazepam
- Diazepam
- Clonazepam
- Bromazepam
- Lormetazepam
- Estazolam
Si bien es cierto que 2020 fue un periodo en el que se podría achacar el uso de benzodiacepinas a la ansiedad colectiva que provocó la pandemia del covid, el consumo de tranquilizantes ha venido siendo a la alza desde mucho antes, no solamente en España, también a nivel global.
¿Por qué crece el consumo de ansiolíticos?
Al parecer, los expertos achacan este consumo desmedido a varios factores entre los que encontramos:
- La falta de asistencia sanitaria en terapia psicológica: tomar tranquilizantes para tratar un trastorno de ansiedad o del sueño sin realizar una terapia psicológica es el equivalente a poner una tirita encima de una herida sin desinfectarla primero. Los ansiolíticos funcionan como una herramienta para “apagar el incendio” momentáneamente, sin embargo, es importante averiguar y tratar a través de terapia qué factores personales o ambientales han llevado al paciente a ese estado. Sin ello, lo único que se puede predecir es que, como hemos mencionado más arriba, el riesgo de que el paciente desarrolle una adicción a este tipo de fármacos que no hará otra cosa que empeorar su patología, es alto. El problema, en muchos casos como España, es que el Estado no contempla una asistencia de este tipo dentro de la seguridad social, los recursos destinados a ello son pocos y se encuentran colapsados en la mayoría de los casos, por lo que el paciente no tiene un acceso real y de calidad.
- La facilidad de acceso a este tipo de medicamentos: debido a la falta de asistencia psicológica, y posiblemente a otros factores, la prescripción de benzodiacepinas por parte de los profesionales de la salud se ha hecho de forma desmedida. En la mayoría de los casos, es el propio médico de familia el que receta los ansiolíticos ya que no tiene otra forma de dar una solución al problema del paciente. Un estudio llevado a cabo por Antonio Cano Vindel, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense y presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), concluyó que la asistencia psicológica es mucho más efectiva para tratar este tipo de problemas que las benzodiacepinas. El ensayo, que se llevó a cabo en 22 centros de salud con más de 1000 pacientes, reflejó que de aquellos que realizaron terapia un 70% dejó de padecer el trastorno de ansiedad, frente a un 20% de recuperación en aquellos que fueron tratados solo con benzodiacepinas. Y es que los expertos en la materia aseguran que no se trata de anestesiar a los pacientes para que “dejen de sentir” esas sensaciones molestas e incluso incapacitantes, sino que aprendan a manejar los síntomas y adquieran herramientas psicológicas que les permitan autorregularse.
- El estilo de vida: en una sociedad tan competitiva como en la que vivimos, el ritmo de vida obliga a asumir ciertos hábitos de vida poco saludables que pueden estar afectando a nuestros niveles de estrés. Mucho tiempo en frente de pantallas, sustancias como el café, el tabaco, el alcohol, el sedentarismo y la falta de contacto con la naturaleza son factores que incrementan el riesgo a sufrir un trastorno de ansiedad. Además, la sociedad cada vez empuja más fuerte hacia la recompensa inmediata y el “tener” por encima del “ser”, una falta de valores o una creencia colectiva de conceptos erróneos que está llevando a que aumenten los niveles de insatisfacción e infelicidad.
El CBD como alternativa a los tranquilizantes
Debido al incremento en las tasas de adicción a las benzodiacepinas y a los efectos secundarios de estos medicamentos, ya hay expertos que se han enfocado en buscar alternativas.
Una de ellas es el CBD, el cannabinoide no psicoactivo de la planta del cannabis que en los últimos años ha sido el foco de multitud de estudios científicos. Entre otras propiedades, el CBD o cannabidiol ha probado ser un efectivo ansiolítico; por ello, y porque es una sustancia con unos altos niveles de seguridad (sus efectos secundarios son leves o inexistentes en muchas ocasiones), se plantea este cannabinoide como una alternativa a los medicamentos tradicionales para combatir la ansiedad.
¿Cómo ejerce sus efectos ansiolíticos en CBD?
Si bien los mecanismos a través de los cuales el cannabidiol es capaz de ejercer un efecto calmante sobre nuestro sistema nervioso aún están en vías de investigación, sí que existen varios estudios y ensayos sobre este tema.
El CBD, como el resto de cannabinoides, ejerce su efecto sobre nuestro organismo a través de la interacción con los receptores de nuestro sistema endocannabinoide, una compleja red de señalización celular que regula varias funciones vitales como el sistema inmunitario, el sueño o el apetito, y que se encarga de mantener la homeostasis en el cuerpo, es decir, un sano equilibrio de las funciones.
Sin embargo, varios estudios (1), apuntan a que los efectos tranquilizantes del CBD se deben a su capacidad de interacción con los receptores serotoninérgicos 5-HT1A. Estos receptores, ubicados en su mayoría en el cerebro, se activan con la serotonina, también conocida como “hormona de la felicidad”. Estos receptores están implicados en el dolor, la depresión y la ansiedad y muchos de los medicamentos para tratar patologías relacionadas con ello se basan en la interacción con estos receptores.
Por ello, es tan interesante la acción del CBD con los receptores 5-HT1A, ya que, como hemos mencionado anteriormente, se trataría de un compuesto con un menor riesgo y efectos secundarios que dichos medicamentos.
En un estudio realizado con roedores (2), se observó que estos reducían su ansiedad después de 7 días de administrarles CBD. El estudio también determinó que dicho alivio en los niveles de ansiedad depende de la dosis y del periodo de administración, así como de la vía de consumo.
Otro estudio realizado en 2004 volvió a demostrar las propiedades calmantes del CBD y su gran efectividad como ansiolítico a través de sus efectos sobre las áreas límbica y paralímbica del cerebro.
El CBD se plantea como una buena alternativa a las benzodiacepinas ya que no produce la prisocactividad que se asocia al cannabis y es efectivo para tratar patologías relacionadas con la ansiedad, el trastorno obsesivo-compulsivo, entre otros.
¿Cómo consumir CBD para aliviar la ansiedad?
El consumo de CBD para combatir el estrés y la ansiedad debería hacerse bajo supervisión de un profesional que paute una dosis y una duración del tratamiento adecuado para cada paciente. Es cierto que el CBD tiene un perfil de seguridad muchísimo mayor que las benzodiacepinas, pero como todo tratamiento terapéutico, no debe hacerse de forma irresponsable y sin información. Nuestro cuerpo es una máquina perfecta que, mantenida de forma correcta, no necesita substancias externas para estar en perfecto equilibrio.
Gracias a sus múltiples propiedades, el CBD se ha legalizado en muchos países en todo el mundo y cada vez gana más peso en el tratamiento de ciertas patologías.
Hoy en día, existen múltiples productos en el mercado que permiten consumir este cannabinoide por diferentes vías: desde comestibles a bebidas hasta flores de cannabis ricas en CBD y también e-liquids con CBD para aquellos que prefieren vaporizar porque es una via rápida para notar sus efectos con menores riesgos para la salud que fumar.
Además, son muchos los que combinan otros compuestos del cannabis con el CBD para obtener un efecto tranquilizante, como por ejemplo los e-liquids con CBD y terpenos con efectos calmantes.
Hábitos poderosos en la lucha contra la ansiedad
Existen una serie de factores que pueden contribuir a que una persona desarrolle un trastorno de ansiedad. Unos buenos hábitos de vida hacen que las posibilidades de padecer ansiedad y estrés se reduzcan y que incluso si ya han aparecido los síntomas, se alivien o eliminen:
- Reducir el tiempo en frente de las pantallas: se ha probado que las pantallas del móvil, tablet, etc, sobreestimulan nuestro cerebro y lo programan para mecanismos de recompensa inmediata que pueden desencadenar en ansiedad y estrés. Reduce el tiempo que pasas en frente de una pantalla al mínimo indispensable.
- Caminar: esta es una de las herramientas más poderosas y más sencillas a la vez en la lucha contra la ansiedad. Se ha probado que sólo 20 minutos de caminata reducen la respuesta al estrés, es decir, el famoso cortisol, así como la presión arterial y la fatiga. No importa cuál sea el motivo que te produzca estrés y/o ansiedad, si has tenido una pelea, un disgusto, o incluso tu jefe te acaba de dar malas noticias, prueba a salir a caminar durante un buen rato. A modo preventivo, es bueno adquirir el hábito de caminar al menos una hora en total todos los días.
- Duerme lo suficiente y con calidad: dormir mal o poco hace que nuestro sistema nervioso no esté bien regulado y por tanto se disparen los niveles de ansiedad. Procura tener una buena higiene del sueño, dedicar las horas necesarias para que tu cuerpo descanse, dentro de un horario nocturno (esto afecta a los ritmos circadianos), y elimina estímulos estresantes como la pantalla del teléfono antes de ir a dormir.
- Reduce el consumo de sustancias como el café, el alcohol o el tabaco.
- Practica la aromaterapia: algunos terpenos como el limoneno, el linalool o el mirceno tienen propiedades relajantes.
- Entra en contacto con la naturaleza: intenta pasar más tiempo en la naturaleza y menos rodeado de coches, polución y ruido en la ciudad.
- Haz ejercicio: practicar deporte reduce los niveles de estrés, aumenta la autoestima y ayuda a dormir mejor.
- Corta o gestiona mejor tus relaciones con personas que te provoquen estrés: cuida con quién te relacionas, en especial si son vínculos afectivos muy cercanos. El término “personas tóxicas” que se ha puesto tan de moda recientemente, no es más que una forma de denominar a aquellas personas que hacen que suban tus niveles de cortisol. Evalúa si existe una relación en tu vida que sea especialmente dañina para ti y si es así, considera cómo podrías alejarte o reformular ese vínculo.
- Terapia: como hemos mencionado más arriba, la terapia psicológica ayuda a las personas a obtener herramientas que antes no tenían a la hora de gestionar sus emociones y problemas.
En conclusión, unos hábitos de vida saludables junto con una pequeña ayuda ocasional con CBD en picos de estrés podrían ser una alternativa a las benzodiacepinas en muchas ocasiones. Aunque todavía es necesario explorar en mayor profundidad los efectos de este cannabinoide sobre nuestro organismo, la comunidad científica y médica cada vez se vuelca más en las posibilidades de este cannabinoide.
1-Cannabidiol modulates serotonergic transmission and reverses both allodynia and anxiety-like behavior in a model of neuropathic pain. Danilo De Gregorio, Ryan J. McLaughlin, […], and Gabriella Gobbi
2-Cannabidiol: A Potential New Alternative for the Treatment of Anxiety, Depression, and Psychotic Disorders. María S. García-Gutiérrez, Francisco Navarrete, […], and Jorge Manzanares
3-Baker MJ, Greenwood KM, Jackson M, Crowe SF. Cognitive effects on long‐term benzodiazepine use: a meta‐analysis. CNS Drugs 2004; 18:37‐48.
4-Lechin F; van der Dijs B, Vitelli-Flores G, Báez S, Lechin ME, Lechin AE, Orozco B, Rada I, León G, Jiménez V (February de 1994). «Peripheral blood immunological parameters in long-term