España ha tenido un papel muy importante en la industria cannábica especialmente en la primera década de los 2000. El modelo de clubs cannábicos y la extendida práctica del autocultivo hicieron mover los engranajes de una floreciente industria ávida de progreso y expansión.
Sin embargo, aunque muchos llegaron a pensar incluso que el autocultivo de cannabis era legal en España, este no ha sido el caso. El marco legal español se ha caracterizado por ser especialmente confuso y gris, algo que ha provocado que otros países en Europa (y en el resto del mundo), tomen la delantera abriendo nuevos mercados legales.
Ahora parece que, por fin, España se quiere poner al día en esta materia y está dando sus primeros pasos para regular el cannabis medicinal, una medida que responde a la creciente demanda de alternativas terapéuticas con cannabis basadas en la evidencia científica.
Esto ha abierto el debate sobre cómo regular de manera efectiva el cannabis para fines medicinales, una discusión en la que surgen diversos puntos de vista por parte de la comunidad médica y científica, grupos políticos, así como activistas y pacientes.
¿Qué implicaciones tendría la nueva regulación? ¿Bajo qué criterios podrán acceder los pacientes a los tratamientos basados en cannabis? Estas y otras preguntas como por ejemplo cómo se alineará la regulación española con las tendencias globales es lo que vamos a responder a continuación. ¡Sigue leyendo!
Antecedentes históricos del cannabis medicinal en España
El consumo de cannabis con fines recreacionales tiene una tasa elevada en España a pesar de que, hasta la fecha, sigue siendo una sustancia ilegal. Se calcula que entre un 22% aproximadamente de los jóvenes entre 15 y 24 años consumen cannabis con este fin.
Los efectos secundarios del consumo abusivo de cannabis proveniente del mercado negro ha sido el mayor argumento para aplicar medidas legales contra el cultivo y consumo de cannabis en el país, incluyendo el cultivo y consumo para fines medicinales. Una legislación que, históricamente, ha dejado sin opciones a los pacientes que podrían beneficiarse de tratamientos con cannabis medicinal, y que los ha empujado, en muchos casos, a tener que recurrir al mercado negro.
Sin embargo, tanto asociaciones de pacientes como activistas por la regularización del cannabis y su autocultivo, defienden que un marco legal eliminaría de la ecuación muchos riesgos derivados del consumo de cannabis, ya se podría garantizar un producto más seguro (con controles sobre los pesticidas y productos que puedan utilizarse durante el cultivo), y una mayor información sobre su contenido, como los porcentajes de cannabinoides y terpenos, junto con una mayor educación enfocada a la prevención de riesgos.
El exponencial aumento de licencias de producción de cannabis en España
A pesar de que el cannabis medicinal no es legal en España, de unos años a esta parte (a partir de 2019 hasta hoy), se ha producido un incremento notable en la producción de cannabis nacional lícita. Hablamos de las licencias otorgadas por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), a 22 entidades públicas y privadas que cumplen con determinados requisitos para la producción legal dentro del territorio.
Sin embargo, esta producción está destinada a la exportación a aquellos países que han tomado la delantera y han legalizado el cannabis para uso medicinal en los últimos años, mientras en España sigue estando prohibido.
Según datos extraídos del último informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), en 2021 la previsión de producción de cannabis en España de forma legal era de 600 kilos pero ya para 2023 se aumentó a 9000 kilos. Las previsiones de producción española batirán récords este año, según ha informado la AEMPS, ya que se prevé una cantidad de 23,4 toneladas de cannabis, cifras que colocan a España en la lista de los países con mayor producción a nivel internacional.
El aumento de la producción y de las licencias emitidas, pone de relevancia la necesidad de establecer un marco regulatorio para el cannabis medicinal en España, ya que los pacientes y activistas no logran comprender tal incongruencia.
A su vez, según un informe de Prohibition Partners, una de las principales consultoras de datos de la industria cannábica internacional, a pesar de este incremento exponencial en la producción de cannabis medicinal, los ensayos clínicos para estudiar los efectos y la dosificación para los pacientes no siguen el mismo ritmo, ni de lejos. Mientras en otros países este tipo de estudios se ha incrementado notablemente (un 650%), en España no se han hecho ni el 1% de estas investigaciones.
La frustrante espera de los pacientes para acceder al cannabis medicinal
Los datos que acabamos de mencionar sirven para comprender la frustración de miles de pacientes españoles que esperan, desde hace décadas, una regulación que les permita acceder de manera legal y segura a un cannabis medicinal que su propio país produce. Lo más llamativo es que España es el único país del mundo que produce de forma legal grandes cantidades de cannabis medicinal pero no cuenta con un marco legal para su uso.
Entre el gran incremento de concesión de licencias para el cultivo (un 150% más respecto a 2019), se encuentra Linneo Health, una de las empresas líderes en producción de cannabis medicinal en España, participada en un 60% por el fondo británico GHO y en un 40% por el inversor Juan Abelló, el multimillonario español conocido también por liderar la producción mundial de morfina.
Una de las principales quejas de las asociaciones de pacientes españolas por la regulación del cannabis medicinal es que, en muchos casos, como por ejemplo aquellos pacientes que enfrentan dolores crónicos, o problemas de estrés e insomnio, los tratamientos disponibles en España son a base de opioides y benzodiacepinas, sustancias conocidas por tener efectos secundarios notorios.
De hecho, España es uno de los países con mayor consumo de ansiolíticos, medicamentos que son prescritos habitualmente para tratar los casos de trastorno de ansiedad, depresión e insomnio, entre otros. Las asociaciones de pacientes piden el acceso a una alternativa más saludable, ya que aseguran que consiguen, en algunos casos, mejores resultados para el alivio del dolor con cannabis que con opioides, y además se trata de una sustancia mucho más segura y con muchos menos efectos secundarios.
La regulación del cannabis medicinal en España ¿Una realidad cercana?
En la actualidad, España se encuentra en un momento muy importante que podría marcar un antes y un después para el estatus legal del cannabis medicinal. Amparado por un proceso legislativo en desarrollo que parece prometedor, el acceso a los tratamientos con cannabis parece una realidad más cercana que nunca.
Un proceso que comenzó en junio de 2022 cuando una subcomisión presentó una propuesta con el fin de establecer un marco legal para el cannabis medicinal en el país.
Esto representó un gran avance en la política sanitaria española hasta la fecha, y el 27 de junio de 2022 el Congreso aprobó un dictamen que avalaba dicha propuesta con el apoyo de PSOE, Podemos, Ciudadanos, PdeCAT y PNV, mientras que PP y Vox votaron en contra y ERC y Bildu se abstuvieron. A partir de ese momento se estableció un plazo de seis meses para concretar la nueva normativa, un plazo que venció en diciembre de 2022 sin que esto se materializara.
Un año después, el pasado 26 de enero de 2024, la Ministra de Sanidad Mónica García hizo pública su intención de legalizar el cannabis medicinal en el plazo de este año, así como también pretende ampliar los espacios sin humo y regular los vapeadores.
Parece que la hoja de ruta de esta regularización se basará en las conclusiones presentadas por la subcomisión en 2022, así como en el borrador presentado por la AEMPS, que está siendo revisado con el fin de establecer los detalles de este nuevo marco legal, que todavía están por esclarecer.
¿Cómo será el acceso legal al cannabis medicinal en España?
Aunque todavía no hay una resolución definitiva sobre los detalles del proyecto de ley, ya se ha anticipado que el cannabis para uso medicinal únicamente podrá ser prescrito por un profesional de la medicina. Además, los productos cannábicos aprobados para su uso serán distribuidos, según se espera, únicamente en farmacias hospitalarias (por el momento), y estarán destinados a tratar condiciones específicas como la esclerosis múltiple, la epilepsia, los efectos secundarios de tratamientos oncológicos y el dolor crónico (incluyendo el dolor neuropático).
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios será el organismo encargado de supervisar la producción, distribución y dispensación de los productos derivados del cannabis, así como de controlar que estos cumplan con los estándares de calidad y seguridad.
Con estas medidas, parece que España busca alinearse con la tendencia global regularizadora y establecer un modelo similar al de algunos países europeos como Alemania.
Además, el partido político Sumar se ha pronunciado a favor de regular, en un futuro, el cannabis para uso recreativo también, una regulación integral que ya es una realidad en cada vez más países de todo el mundo.
Perspectivas de futuro en el marco legal español: el debate está servido
La posible legalización del cannabis medicinal en España ha encendido un amplio debate en el que un gran espectro posiciones políticas y sociales colisionan.
Por un lado, los partidarios de la regularización afirman que esta proporcionará el tan esperado acceso a los pacientes a tratamientos cannábicos de forma segura y controlada, aumentando su calidad de vida y permitiendo una mayor investigación sobre los usos médicos de los compuestos de la planta. Además, argumentan que es la vía para eliminar el mercado negro y las mafias existentes dentro de él.
Por otro lado, los críticos de esta medida han expresado su preocupación acerca de que la legalización del cannabis medicinal sea una fachada para su uso recreacional, y las posibles implicaciones que esto podría tener para la salud pública. Un argumento que muchos encuentran difícil de defender, ya que el consumo actual de cannabis en España es uno de los más altos de Europa.
Por su parte, las organizaciones de activistas a favor del autocultivo no estarían de acuerdo con el formato de dispensación que se pretende implantar y defienden el derecho de los pacientes de cultivar su propio cannabis. Algo que, según su opinión, aumentaría el acceso a los tratamientos y serviría de herramienta de empoderamiento y gestión de su salud, reduciendo el riesgo a monopolios controlados por grandes corporaciones.
Además, la inclusión del autocultivo como parte integral del plan representaría el reconocimiento al esfuerzo y la lucha de décadas de muchos pacientes por ver reconocido su derecho a un tratamiento con cannabis legal y seguro.
Conclusiones finales
Ciertamente este nuevo paradigma legal presenta desafíos y oportunidades, la legalización del cannabis para su uso medicinal en España es una noticia que muchos llevaban décadas esperando. Un hito en la evolución del país en materia de salud y bienestar social, que esperamos sea un impulso a la investigación científica de los compuestos de la planta para el tratamiento de diferentes enfermedades.
Sin duda, una medida que trae consigo mucho debate sobre temas como la investigación científica, el autocultivo, o un futuro marco legal para el uso recreacional y, en el centro de toda esta discusión, lo que debería ser la meta en común: mejorar la vida de miles de pacientes.
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